15 de octubre de 2008

Girondo.

Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades.

En mí, la personalidad es una especie de furunculosis anímica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad.

Desde que estoy conmigo mismo, es tal la aglomeración de las que me rodean, que mi casa parece el consultorio de una quiromántica de moda. Hay personalidades en todas partes: en el vestíbulo, en el corredor, en la cocina, hasta en el W. C.

¡Imposible lograr un momento de tregua, de descanso!

¡Imposible saber cuál es la verdadera!

Aunque me veo forzado a convivir en la promiscuidad más absoluta con todas ellas, no me convenzo de que me pertenezcan.

¿Qué clase de contacto pueden tener conmigo —me pregunto— todas estas personalidades inconfesables, que harían ruborizar a un carnicero? ¿Habré de permitir que se me identifique, por ejemplo, con este pederasta marchito que no tuvo ni el coraje de realizarse, o con este cretinoide cuya sonrisa es capaz de congelar una locomotora?

El hecho de que se hospeden en mi cuerpo es suficiente, sin embargo, para enfermarse de indignación. Ya que no puedo ignorar su existencia, quisiera obligarlas a que se oculten en los repliegues más profundos de mi cerebro. Pero son de una petulancia... de un egoísmo... de una falta de tacto...

Hasta las personalidades más insignificantes se dan unos aires de trasatlántico. Todas, sin ninguna clase de excepción, se consideran con derecho a manifestar un desprecio olímpico por las otras, y naturalmente, hay peleas, conflictos de toda especie, discusiones que no terminan nunca. En vez de contemporizar, ya que tienen que vivir juntas, ¡pues no señor!, cada una pretende imponer su voluntad, sin tomar en cuenta las opiniones y los gustos de las demás. Si alguna tiene una ocurrencia, que me hace reír a carcajadas, en el acto sale cualquier otra, proponiéndome un paseíto al cementerio. Ni bien aquélla desea que me acueste con todas las mujeres de la ciudad, ésta se empeña en demostrarme las ventajas de la abstinencia, y mientras una abusa de la noche y no me deja dormir hasta la madrugada, la otra me despierta con el amanecer y exige que me levante junto con las gallinas.

Mi vida resulta así una preñez de posibilidades que no se realizan nunca, una explosión de fuerzas encontradas que se entrechocan y se destruyen mutuamente. El hecho de tomar la menor determinación me cuesta un tal cúmulo de dificultades, antes de cometer el acto más insignificante necesito poner tantas personalidades de acuerdo, que prefiero renunciar a cualquier cosa y esperar que se extenúen discutiendo lo que han de hacer con mi persona, para tener, al menos, la satisfacción de mandarlas a todas juntas a la mierda.






Hace 4 años alguien me reenvió esto por mail. Había una dedicatoria en el mail, pero no sé si era dirigida a mí o si era parte de lo reenviado, me gustaría pensar que así era, pero la verdad que ya no lo recuerdo. Es muy loco hacer repaso de mensajes viejos, inclusive aquellos que no llegan a tener un año me sorprenden. Uno va estableciendo vínculos a través del tiempo. Vínculos que se establecen en virtud del ser de uno en cada momento. A medida que transcurren los años, a veces ni siquiera tanto, uno va cambiando y muchas de las relaciones que uno ha establecido, van desapareciendo.
Creo que en los últimos 4 años he cambiado bastante, y sin embargo hay vínculos que siguen vigentes. Me preguntaba si esos vínculos que perduran no lo hacen porque hay una ligazón entre esencias.
En lo que va desde el año pasado hasta ahora, tuve varios tropiezos, de esos que generan angustia. Una amiga a la que quiero muchísimo se fue a vivir a España y sé poco y nada de ella desde entonces, las distancias físicas suelen abrir abismos a otros niveles. También hubo relaciones amorosas que se truncaron. Los amigos van cambiando, algunos se ponen en pareja, otros empiezan con las crisis de los 30. La soledad se vuelve un poco más pesada que antes, nos vamos poniendo más duros y menos tolerantes a los fracasos. Mi familia es un caos y me cuesta evitar que me afecte. Y hoy otra amiga me dijo que probablemente se vaya afuera, no sabe por cuánto tiempo, ni siquiera sabe si va a viajar efectivamente. No sé, me siento desbordada y desorientada.
Y qué carajo tiene que ver Girondo con esto? Supongo que la respuesta está en el último párrafo...

2 comentarios:

Ale dijo...

También fue un sacudón para mi venir y leer esto. Creo que en ese mail que te reenviaron había de fondo más que nada un deseo de poder hacer cosas que nunca se hicieron, porque me parece que todos escondemos parte de distintas personalidades que van todo el tiempo chocando y limando asperezas. Pero de ahí a no hacer nada al respecto, hay otro tema. Un tema de no descubrir cuál es la verdadera persona de todas las que vamos encontrando en nuestro camino.

Particularmente lo que hago hoy probablemente no lo haga mañana, o lo haga teniendo otra forma de ver las cosas. Pero no puedo darme cuenta de eso si no lo intento, sino me meto en esa pelea interna de saber quién soy. Y no sé si alguna vez voy a llegar a ver realmente cuál es mi verdad, me parece que más que buscar eso hay que intentar vivir la verdad que creemos actual. Ya habrá tiempo de cambiarla, o de cambiar nuestra actitud respecto a tal o cual cosa.



Y me pasa algo similar a lo que te pasa a vos al leer viejas cosas. Y supongo que tiene que ver con esto que te digo, con este cambio que vamos viviendo a la vez que somos testigos. A veces le encuentro sentido a viejas cosas escritas que en su momento no fueron nada, un simple vacío. Y también me pasa de releer cosas que me pregunto cómo pude haber escrito o qué pasaba por mi cabeza al hacerlo. Y ni hablar de cosas que he leído de otras personas, algunas se mantienen intactas, otras van casi en contramano.

Y se trata de eso básicamente, de ir interactuando con esos cambios que personalmente pienso que no son tal. Es decir, yo tengo la teoría de que uno es siempre el mismo, solo que tardamos toda una vida en descubrir quiénes somos realmente. Y todos esos factores que interpretamos como cambios son en realidad nuevas formas de afrontar ciertas cosas, basandonos exclusivamente en nuestra experiencia. Pero no creo que cambiemos, sino que simplemente nos vamos llenando de fracasos, de miedos y tomamos precauciones que quizás antes no. Pero en el fondo somos los mismos, con las mismas ganas, con la misma intensidad. Una llama que de tanto en tanto hay que volver a encender.




¿Cómo no dejar que a uno lo afecte la familia o cualquier tipo de relación cercana? Es imposible, si somos parte de eso. Para bien o para mal nos afecta y tenemos la cabeza puesta en eso, lo que sí hay que fijarse es si nos concentramos 100% en eso o también seguimos con nuestra vida. El problema radica ahí muchas veces, y no solo con esto de la familia, sino con esto de los amigos, de los amores que se perdieron, de las cosas que no pudimos tener o de esa falta de ubicación en el mundo que a menudo se nos presenta.

Otra vez, estamos todo el tiempo lidiando con eso, y básicamente de eso se trata. Lo importante, me parece, es no dejar que las cosas tomen protagonismo en nosotros sino al revés. Ver cómo reaccionamos ante las cosas que nos pasan, sean propias o de otros. Porque esas cosas que nos inquietan van a seguir estando, depende de nosotros cómo las afrontemos.




Eeeeeeeeeeeeeen fin, te estoy haciendo leer demasiado pero bueno, cuando leo cosas así me planteo cosas propias y me sale todo este embrollo. Con esto afirmo una vez más que todos, salvando las diferencias específicas, vivimos las mismas inquietudes y nos desvelan las mismas cosas.

Un beso

Ah, y respecto al video de Steve Jobs, sí, primero vi el video. Pero me gusta escribir muchas veces estas cosas. A veces tengo ganas de verlo, y a veces de leerlo letra por letra. Depende el día (hablando de ciclotimia...).

Ale dijo...

Pero por favor, no hay nada que agradecer. Gracias a vos por hacerme ver que no soy el único que se pone a pensar en ciertas cosas!

Asi que te fuiste a ver a esa banda? Yo hace tanto que no voy a un recital de nada :S

Bah, miento, hace unos meses fui a ver a Ismael Serrano.


De Stone Temple Pilots sinceramente no escuché nada, la conozco de nombre nada más, asi que ni siquiera sé si me gusta. Pero bienvenida sea la música! Yo vuelvo también bastante eufórico cuando escucho algo que me gusta. Por ejemplo, el otro día fui con un amigo a ver una banda de Jazz a un barcito de San Telmo y no pude dejar de escuchar Jazz en toda la noche, aun con el sueño que tenía me quedé despierto escuchando uuuna y otra vez esa música jajaja.

Problemas yo? NooOooOo, te parece :P