24 de enero de 2008

Riders on the storm - The Doors
Riders on the storm
Riders on the storm
Into this house were born
Into this world were thrown
Like a dog without a bone
An actor out on loan
Riders on the storm
Theres a killer on the road
His brain is squirmin like a toad
Take a long holiday
Let your children play
If ya give this man a ride
Sweet memory will die
Killer on the road, yeah
Girl ya gotta love your man
Girl ya gotta love your man
Take him by the hand
Make him understand
The world on you depends
Our life will never end
Gotta love your man, yeah
Wow!
Riders on the storm
Riders on the storm
Into this house were born
Into this world were thrown
Like a dog without a bone
An actor out alone
Riders on the storm
Riders on the storm
Riders on the storm
Riders on the storm
Riders on the storm
Riders on the storm



* Podría escuchar este tema miles de veces sin cansarme. Suena la tormenta, señal de que se inicia el rito. El alma empieza a encenderse, empieza a fluir sobre el fuego que la lluvia alimenta. El fuego... que busca otro fuego. El uno que se busca en el otro. El otro que se pierde en el uno. Definiciones indefinibles en una estructura absurdamente construida. No importa la estructura, ni el otro, ni el uno. En el rito todo eso se pierde, se funde, se fusiona en un gran simulacro que sucumbe ante el orgasmo.
Suena una vez más el trueno a lo lejos. El rito ha terminado. El uno vuelve a ser uno, el otro vuelve a ser otro. La estructura vuelve a ser el inicio y final de toda pregunta insolente. Y la única respuesta, es la muerte.
Los malditos mitos del invierno eterno... La respuesta sin pregunta que consume lo deseado.
Maldito celibato que me hace ansiar esa caricia... ese cuerpo.
Bendito celibato que me hace escribir excitada, exaltada "palabras que fluyen hacia la nada", palabras que buscan crear un fuego, que buscan un si.

MITAD IMAGEN, CÁLCULO Y PALABRA.
Y hablé, pero no pude crear un fuego.
24/01/2008 - Escarbando en los archivos del gmail encontré esto fechado en mayo del año pasado... Sé por quién lo escribí... Desde mayo hasta acá hubo idas y vueltas, huidas y regresos... Un par de recitales compartidos. Frases poco felices, comentarios hirientes, mucha histeria... Pero sobre todo, demasiadas palabras. Palabras que no decian nada.
Tengo la costumbre de querer decir todo, siempre. De no dejar lugar a dudas, de ser lo más clara posible. Pienso que es el mejor modo de comunicarse con el otro, hablar, decir, exponer, exponerse, ponerse delante del otro para que oiga, vea y elija sabiendo qué es lo que hay. Aunque siempre existe un margen de error imprevisible... Más allá de eso, opto por la claridad.
Fui clara, fui paciente, como nunca lo había sido, no exigí más de lo que daba, ni exigí lo que habitualmente exige cualquier mujer. Fui flexible, demasiado. Y hablé... al pedo...
Ahora, no más palabras.
Es la última vez que escribo algo sobre él.

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